top of page

Tesla vs BYD: ¿Realmente compiten bajo las mismas circunstancias?

  • Foto del escritor: atrevinop
    atrevinop
  • 8 oct
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 9 oct




ree

A primera vista, Tesla y BYD parecen dos titanes que luchan por el liderazgo global en la movilidad eléctrica. Las cifras los colocan al frente de la revolución que está transformando la industria automotriz, pero la realidad es que no compiten en igualdad de condiciones.


Mientras Tesla nació en Silicon Valley bajo la narrativa de la innovación tecnológica y el lujo aspiracional, BYD surgió en China desde una visión industrial, integradora y pragmática. Dos orígenes, dos modelos de negocio, dos filosofías… y, sobre todo, dos realidades muy distintas.


Durante 2024, BYD vendió más de 4.2 millones de vehículos, de los cuales 1.76 millones fueron 100 % eléctricos. Tesla, en cambio, entregó alrededor de 1.79 millones de unidades. Si uno mira solo los eléctricos puros (BEV), la diferencia es mínima; pero si se consideran los híbridos enchufables, BYD no solo gana , arrastra, el mercado.


Su participación combinada en el segmento eléctrico global ronda el 22 %, mientras Tesla se mantiene cerca del 10 %.


La brecha crece cada trimestre, y el fenómeno se repite fuera de China: en Europa, BYD ya superó a Tesla en ventas en varios meses consecutivos. En julio de 2025, las matriculaciones de BYD aumentaron 225 %, mientras Tesla cayó un 40 %. La historia se repitió en agosto, con una caída de 36 % para Tesla y un crecimiento de 201 % para BYD. En un continente donde Tesla era símbolo de innovación, la marca china ha logrado irrumpir con fuerza, aun enfrentando aranceles y limitaciones logísticas.


¿Cómo logró BYD hacerlo?


La respuesta está en su ADN. BYD nació como fabricante de baterías y dominó esa tecnología antes de fabricar autos. Su modelo de integración vertical le permite producir internamente casi todos los componentes críticos, desde celdas de litio hasta semiconductores, lo que reduce costos, asegura abastecimiento y mantiene márgenes estables incluso con precios agresivos.


Tesla, en cambio, depende de una cadena global más fragmentada, con costos más altos y una línea de producción que, aunque eficiente, no tiene la flexibilidad de la china.


Pero la diferencia va más allá de la estructura industrial: está en la estrategia.


BYD ofrece un portafolio amplio, desde compactos urbanos como el Dolphin o el Seagull, hasta SUV de lujo como el Tang o el Han, y combina versiones eléctricas puras con híbridos enchufables que facilitan la transición para millones de conductores. Tesla, en cambio, ha mantenido una gama reducida y un enfoque de mercado premium.


En un mundo donde la accesibilidad se convierte en el nuevo lujo, BYD está jugando en todos los tableros mientras Tesla solo defiende el suyo.


El precio se ha convertido en el campo de batalla más visible.


Tesla ha intentado reaccionar con recortes drásticos para mantener volumen, pero esa estrategia ha tenido efectos secundarios severos. Los clientes que compraron un vehículo Tesla hace apenas unos meses descubren que su mismo modelo se ofrece hoy a un precio considerablemente menor.


El resultado: una depreciación acelerada del valor de reventa, descontento entre los compradores más leales y una sensación de que la marca dejó de ser una inversión aspiracional para convertirse en una apuesta volátil.


En el mercado de autos usados en Estados Unidos, los Tesla han perdido valor a un ritmo mucho mayor que sus competidores. Lo que alguna vez fue sinónimo de exclusividad ahora sufre por la erosión de la confianza del cliente.


BYD, por su parte, no ha necesitado “rebajar” su prestigio para vender más barato: su modelo productivo simplemente le permite hacerlo. En Japón, su Dolphin cuesta alrededor de 12,000 dólares menos que un Model 3. En Tailandia, la diferencia es todavía más amplia. Y aun así, mantiene márgenes saludables.


Esto no es una estrategia de descuentos, es una ventaja estructural.


La expansión internacional de BYD también es impresionante.


La marca ya exporta a más de 80 países y está instalando plantas, centros de servicio y laboratorios de baterías en regiones clave: Europa, Brasil, Hungría y próximamente México. Mientras tanto, Tesla enfrenta la presión de haber saturado parte de su propio mercado.


Aun con su red global de supercargadores y su aura tecnológica, la narrativa de Tesla parece haber perdido la frescura del pionero. Elon Musk sigue siendo el rostro visible de la disrupción, pero el público empieza a mirar más allá del carisma: busca confiabilidad, precio justo y soporte local.


La pregunta que muchos se hacen es inevitable:


¿qué pasará el día que BYD pueda vender libremente en Estados Unidos?


Ese día, Tesla ya no competirá con un fabricante chino… competirá con un ecosistema industrial completo, con baterías propias, menor dependencia de proveedores externos y un costo por vehículo que podría dejar a Tesla fuera de su zona de confort.


Hoy, Tesla sigue siendo un ícono. Nadie puede quitarle el mérito de haber iniciado la revolución eléctrica. Pero las revoluciones no se ganan solo con la idea inicial, sino con la capacidad de sostenerla en el tiempo.


Mientras Tesla baja precios para conservar participación, BYD crece sin ceder rentabilidad.


Mientras Tesla busca nuevos lanzamientos para reavivar la emoción, BYD construye fábricas y redes de servicio para garantizar permanencia.


Y mientras algunos clientes de Tesla se quejan de ver su inversión perder valor, los compradores de BYD descubren que el auto eléctrico puede ser eficiente, accesible y duradero.


En este tablero global, el juego ya cambió.


Y todo indica que el verdadero líder de la movilidad eléctrica no será el que primero soñó con el futuro, sino el que logró hacerlo accesible para todos.




 
 
 

Comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación
  • Facebook
  • YouTube Social  Icon

© 2024 Libredehumo.mx

  • Amazon
  • Facebook
  • YouTube Social  Icon
bottom of page